La inflación interfiere en la bolsa de la compra y... también en su sueldo. Trabajadores y consumidores se llevan las manos a la cabeza ante una escalada de precios que saca ventaja a su salario. Con una subida del IPC en marzo de hasta 9,8%, que se traduce en un incremento de precios sin precedentes desde 1985, los representantes de los trabajadores ya consideran más que necesaria una negociación colectiva, en la que se incluyan cláusulas de garantía salarial en los convenios para actualizar los salarios según la inflación, y que los trabajadores no continúen perdiendo poder adquisitivo. Por otra parte, los empresarios no parecen muy dispuestos a esa revisión anual de las nóminas con el IPC que exigen los sindicatos, según ha declarado en varias ocasiones Antonio Garamendi, presidente de la CEOE.

Todo apunta a que este tira y afloja se mantendrá en el tiempo ante una inflación creciente. La buena noticia es que los directores de recursos humanos de las organizaciones más avanzadas en la gestión de personas ya están trabajando en el rediseño de sus políticas retributivas para evitar el conflicto laboral y, en el peor de los casos, una fuga de talento no deseada.

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