Mucho se habla de la innovación como un proceso de gestión, que contribuye a posicionarnos en el mercado de forma diferencial y contribuye a encontrar nuestra ventaja competitiva. Pero la innovación no es solo un proceso, que se define, se dota de recursos (humanos, técnicos, económicos) y se gestiona; la capacidad para innovar está en las personas y la clave está en cómo movilizar las actitudes de los equipos para que el talento innovador “aflore” de forma natural. Es en este punto donde RR.HH. juega un papel estratégico como impulsores y facilitadores del proceso. Para ello, RR.HH. debe poner el foco en tres puntos: el desarrollo de una cultura corporativa adecuada, el estilo directivo y algunos procesos de gestión de personas.Puedes ver el artículo completo haciendo clic aquíAutor: Olga Rincón - Medio Publicado: Capital Humano - Julio 2012